miércoles, 6 de marzo de 2013

Elton John en Vélez: su majestad Rocket Man El músico inglés volvió a la Argentina para repasar su carrera a través de sus más grandes éxitos

Dorado y negro. Esos son los colores que brillan sobre el escenario de Vélez. Elton John luce una larga chaqueta negra en donde unas coronas reales -bordadas sobre sus mangas- combinan perfectamente con la inscripción amarilla de Yamaha pintada en uno de los laterales del piano de cola; la combinación se completa con el escudo de armas color limón dibujado en la espalda del pianista y unos zapatones dorados. Es un vestuario algo sobrio para un tipo de la era glam y tan proclive a rozar el ridículo con cada atuendo exhibido a lo largo de casi 45 años de trayectoria. A punto de cumplir 66 años, Elton jugó como el mago del pinball que inmortalizó en Tommy, el mismo que arenga y explica en vivo por qué le sobran razones para ser una leyenda sin pedir excusas al paso del tiempo. Entre esas razones hubo 24 canciones dispuestas con maestría para manejar climas de nostalgia sin golpes bajos, himnos que formaron la adolescencia de buena parte de los presentes -en su mayoría con cuatro o cinco décadas encima- y mostrar, sobre todo, una banda impecable para domar clásicos o dotar de energía rockera a temas que muchos ilusos tildan de blandos.
De mejor humor que en sus dos visitas anteriores y ya casi recuperado de varios achaques de una vida rociada de excesos, Elton mejoró una noche semi otoñal y también esa imagen bastante fría que dejó su paso por el festival de Viña del Mar para todos los que lo vieron por TV: puso el swing desde el piano y reveló un sorprendente registro vocal -un tanto más grave que en tiempos de juventud- con una envidiable facilidad para surfear del blues al pop como un auténtico maestro blanco del gospel. "The Bitch is Back" abrió el juego en una sucesión de éxitos y no tanto de un período glorioso. Yellow Goodbye Brick Road (73) ocupó el centro del setlist con seis temas en donde sobresalieron la preciosa balada con falsete incluido que le da título al álbum, el minimalismo glam de "Bennie and The Jets" y ese homenaje a Marilyn Monroe que luego Elton trasladó a Lady Di convirtiendo a "Candle in the Wind" en una plegaria póstuma a la princesa Diana. Menos emotivo pero con una sensibilidad extra, tal vez porque recuerda a la escena de Almost Famous, "Tiny Dancer" -dedicado a todas las mujeres del estadio- definió en casi seis minutos la canción modélica del músico inglés: una suerte de perla pop construida sobre esquemas tradicionales (blues y country, en este caso) y una sucesión de melodías de modos mayores que por lo general permanecen en la memoria más tiempo del establecido para una canción de apariencia simple.
Como agregados culturales de una misión de la historia del rock, la presencia del violero Davey Johnstone (director musical de la banda) y el batero Nigel Olsson -acompañan a Elton desde los tempranos 70- agitaron el motor de una banda de notables en donde también se destaca el nombre de Rose Stone (coros), hermana del Sly y miembro fundadora de los Family Stone, gloria del soul psicodélico. Aquí hay tradición de música negra y mucho rock de escenario para destrabar hits de los 80 como "I Guess That´s Why They Call It the Blues" y convertirlo en un blues con duelo vocal incluido con Tata Vega, otra de las excelentes coristas que sostienen los matices de un show repleto de detalles y arreglos complejos. Tal vez el más exagerado por lo sinfónico haya sido la versión de "Funeral for a Friend/ Love is Bleeding", pero eso se olvida rápido cuando suenan "Rocket Man", "Honky Cat" o el lentazo "Sorry Seems to Be The Hardest Word", tema que peleaba con "Honesty" (Billy Joel) el podio del levante en los antiguos malones.
Con las plateas VIP a pleno y mucho público en el campo (los primeros en deducir los acordes iniciales de las canciones menos conocidas), las tribunas y las plateas laterales, Elton John utilizó 140 minutos para contar una historia que cruza a Marc Bolan, Nick Drake y John Lennon como alguno de sus aliados que ya no están, a los 80 como un tiempo de sequía creativa que duró más de una década, y que en los últimos años recuperó parte de esa inspiración con buenos discos como The Union (2010) junto al gran Leon Russell: "es uno de mis héroes", señaló el músico antes de interpretar "Hey Ahab".
"Que nunca te avergüence escribir algo que la gente pueda silbar", dijo alguna vez el influyente compositor francés Darius Milhaud. La misma regla se puede aplicar a Elton John que junto al letrista Bernie Taupin impusieron un modo de hacer canciones que puedan sostenerse en el tiempo. Lo mejor de ese repertorio sonó en Vélez con algunos graves desbocados -el bajo y la bata golpeaban en el pecho durante buena parte de la noche-, pero ni siquiera ese exceso del sonidista arruinó el desarrollo de una clase magistral de pop-art con mucho dorado y negro. Para cerrar un círculo perfecto, la noche de Elton John en Buenos Aires al mando de la gira Rocket Man Greatest Hits Live finalizó con una de las canciones favoritas de Lennon, "Your Song", esa que dice "Mi regalo es mi canción".
Por Oscar Jalil

2 comentarios:

  1. MUY BUENA ESTA RADIO ESTAN LAS 24 HS ?

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  2. soy Karen de Tigre y escucho esta radio de hace unos dias que buena onda

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Gracias por su visita .